miércoles, 30 de mayo de 2012

Crítica:


"... tienen también estas esculturas en bronce un movimiento muy real y al mismo tiempo delicadeza, pero una delicadeza que nunca cae en lo vulgar y descompasado, haciendo del conjunto formas musicales sin caer en esa sonoridad estridente y machacona."
Carlos Rodríguez Iglesias
De la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid



"... con una técnica depurada, desprende en cada una de sus obras su mundo interior. Un mundo pleno de sensibilidad, delicadeza y fuerza. Porque lo que llama poderosamente es la fusión de la fuerza y la delicadeza. Maite Defruc, conoce la composición y sabe cuanto debe profundizar en el detalle, y como éste está al servicio del conjunto."
Carlos Rubiales Morales
Profesor en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla



"... Maite Defruc hace su obra con amor y emplea una técnica moderna pero respetuosa con la tradición escultórica mediterránea, algo que resalta en la gracia y elegancia de sus figuras..."
Carlos Valcárcel
Crítico de Arte. Murcia



"... Por la punta de los dedos (¿del alma?) se le escapan a la escultora sus criaturas: muchachas, caballos, niños, atormentados seres en los que apunta el drama de la marginación... Soñando nuevos caminos, oficia Maite Defruc la liturgia que va de la paella del barro al bronce, por ella misma fundido. Vigilante entonces junto al fuego proteico, vencerá sobre la complicada técnica, precisamente la misma que utilizaron los etruscos, labor que muy pocas mujeres dominan."
Asensio Sáez
Escritor, crítico y pintor.



"... El Arte siempre está abierto a nuevas reflexiones y Maite Defruc apela directamente a nuestros sentidos, en especial a la vista, al tacto...casi nos pone delante de los ojos lo que no podemos llegar a ver...de este modo sus obras, su obra, dependen mucho de la participación del espectador.
En sus esculturas admiramos de nuevo el movimiento de los cuerpos en el espacio y su original modo de traducirlos en distintas dimensiones.
Aparece un doble significado en las siluetas, relacionado no sólo con el cuerpo en si mismo sino con el espacio vacío del entorno.
En esta nueva presentación de sus obras, con su original y exclusiva maestría técnica en el tratamiento de bronce, Maite Defruc concede plena expresión a su carácter, naturaleza y destreza como escultora y nos recuerda su intención de mostrar, a través del movimiento, la trascendencia de sus formas."
Matilde Portela
Crítico Arte. Cartagena



"... En esta ocasión, el turno le llega a la escultora. Una obra en la tradición mediterránea que va desde la figuración más ortodoxa en retratos y figuras de actitudes clásicas hasta la colección que ahora presentamos, con un carácter de ruptura dentro de la concepción clasicista.
Con Maite Defruc presentamos una de las escultoras más interesantes del arte regional con una acertada proyección."
Amparo Marzal Martínez
Profesora de Historia. Murcia



"... El bronce asegura la firmeza permanente a través del tiempo. Esta es la gran clave ofrecida por la escultora Maite Defruc, en posesión definitiva de la compleja técnica de la cera perdida, que tanta precisión artesanal exige al artista.
Maite Defruc es mujer mediterránea, que vive muy cerca del mar. Pues bien, el hermoso calidoscopio de obras por ella modeladas en esta ocasión es el más profundo y conmovedor grito mediterráneo de la mujer como luz y raíz del árbol de la vida."
Victorino Polo García
Catedrático de Literatura Hispanoamericana. Universidad de Murcia



"... Los bronces de Maite Defruc que rápidamente captan el interés del observador por sus texturas, sus juegos de luz y sombra, sus volúmenes, sobresalen además por un cierto poso clásico, lejos, sin embargo, de las academias, y por un gran rigor en las líneas compositivas y en la forma subsiguiente. Ahondando un poco más, pronto se advierte en la totalidad de sus obras la delicadeza y el realismo consciente, pero sin descender a exagerados detallismos. Si toda su depurada técnica la hace descansar en el perfecto conocimiento de la materia con la que trabaja - vehículo expresivo siempre de difícil dominio - su temática responde a una gran variedad de géneros en los que la simbología sobresale por encima del lirismo."
Federico Lara Peinado
Universidad Complutense de Madrid.



"... Bajo el techo - o el cielo, nunca se sabe - de su taller, vienen al mundo estos seres que, antes de nacer, le han quemado a Maite las entrañas. En cierta ocasión, con motivo de la primera exposición individual de la escultura, escribimos sobre aquella sospecha nuestra de que, frente a su obra, Maite no andaría jamás dispuesta a separar el canon artístico del humano y que, por tanto, sus criaturas le dolerían siempre en las fibras más íntimas de su propia sangre. Sabe, efectivamente, la escultora, que allí donde termina su taller, no se abre ya el jardín elitista de los grandes mecenas, la pavana del rococó, ni siquiera la tarta de azúcar del <art nouveau>, sino que un universo de seres tocados por el desvalimiento y la desesperanza le acechan dramáticamente y que una profunda desolación puede amenazar a muchas de sus criaturas. Entonces, a Maite se le resuelve solidariamente la vocación por la vía de la ternura. Sus seres ya no estarán, así, solos: su compasión los acompaña, su nana los acuna, su pasión los cerca amorosamente. ¿Acaso este Cristo, por ella firmado, descolgando su mano del madero, no constituye, de algún modo, el más completo símbolo de esta dimensión solidaria de la escultora?"
Asensio Saéz
Crítico de Arte.



"... Maite Defruc a través de sus caballos españoles expresa dos sensaciones claramente definidas. Por un lado el dominio de la técnica, la perfección de su creación, y la disciplina interna, que todo artista que se precie de tal debe tener, se plasma en esos pasos de doma resaltando esa belleza y ese dominio de sus propios instintos, que le dan a sus caballos la docilidad, el aplomo; y su gran serenidad. Por otro lado sus caballos en libertad, con sus crines al viento, donde Maite ha dado rienda suelta a su imaginación y a sus ansias de vivir, y ha plasmado, al igual que su propia vida, esa libertad tan anhelada por la humanidad y que sólo está al alcance de unos pocos privilegiados."
Emilio Loshuertos Nebra
Profesor de Antropología. Universidad de Barcelona.



"... Esta es la gran clave, ofrecida con sorprendente convicción por la escultora Maite Defruc, en posesión definitiva de la compleja técnica de la cera perdida, que tanta precisión artesanal exige al artista en posesión de todas sus capacidades creativas. Maite recuerda bien el postulado de Fausto: "Gris, querido amigo, es toda teoría". Pero sabe, igualmente, que la teoría y el método se necesitan para que la obra alcance las virtualidades artísticas necesarias. Por eso, las esculturas que nos ofrece esta espléndida exposición "Mujer + Mujer", se asientan en la más rigurosa técnica y alcanzan el más alto grado artístico, desde los torsos apenas insinuados, con calados increíbles y frágiles soportes de filtiré, a la solidez de volúmenes compactos y, a la vez, también etéreos.
La pretensión de la escultora es definida y ambiciosa, libre de cualquier ambigüedad: la mujer como fin y principio de todo. Si Protágoras ambicionaba esa dimensión para lo masculino, Maite Defruc, con mucha más razón, desplaza el centro al mundo femenino. Porque es cierto que el universo, en sus orígenes, nació bajo la égida de lo femenino y así habrá de permanecer, si bien se considera. Lo cual no significa que estas esculturas admirables supongan tipo alguno de feminismo, ni teórico ni militante. Aquí no hay violencia de afirmación ni dialéctica de sexos, ni tan siquiera lucha inútil por sobrevivir. Por el contrario, sí hay un absoluto poder creador, afirmación femenina esplendorosa desde la historia y a través de toda la cultura humana posible. Estas esculturas ofrecen a la mujer en plenitud de esencia y circunstancia, una mujer individual y colectiva, que para nada necesita de la oposición maniquea. La mujer de carne y hueso, existencial y perdurable, con ciertas resonancias de Simone de Beauvoir.
Estimo que esta mujer, bíblicamente fuerte y dulce, responde a los tres estadios de la humanidad en su devenir histórico. En primer término, es la mujer ancestral, originaria, la que hunde sus pies en la tierra y crece desde allí para la fecundidad esférica. Después viene la madre, consecuencia natural de su destino y centro impulsor de lo humano. Al cabo, está la mujer libre por sobre cualquier otra circunstancia que la pudiera constreñir. Así son todas, distintas y complementarias a la vez, la unidad y el infinito en su esperanzada plasmación.
Y una observación final en escorzo suave. Maite Defruc es mujer mediterránea, que vive muy cerca del mar. Pues bien, el hermosos calidoscopios de mujeres por ella modeladas en esta ocasión, es el más profundo y conmovedor grito mediterráneo de la mujer como luz y raíz del árbol de la vida."
Victorino Polo García
Catedrático de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Murcia.



"... La fuerza de la escultura de Maite Defruc es, junto con la estilización de sus formas y su elaborada técnica, una de sus mayores cualidades. Forma parte, al mismo tiempo, de una herencia cultural que proviene de toda la tradición escultórica mediterránea, desde los albores de la civilización europea, y que Maite Defruc ha depurado desde una sensibilidad rigurosamente contemporánea."
Gabinete de Cultura. Canarias 7
Diario de las Palmas



"... De su mano navegamos por el Mediterráneo de Bronce, un mundo fascinante y peculiar lleno de sensibilidad y delicadeza, de energía y movimiento, en el que nos embarcan sus obras. Ello se manifiesta particularmente en sus piezas representado por sus gitanas, con esa elegancia natural y espontánea tras la que se advierte el dominio de la técnica; así como en su colección de caballos españoles, que transmiten todo el señorío y la belleza de esta noble raza.
Cuando nos encontramos ante su obra, Maite Defruc nos induce a la observación detenida de cada una de sus piezas. De esta manera podemos conocer la fortaleza de carácter y la rebosante vitalidad de esta artista, emprendedora, luchadora, disciplinada, que nos sumerge en su arte con una sencillez y ternura tales que sólo se encuentran al alcance de unos pocos privilegiados."
Victorino Polo García
Catedrático de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Murcia.



"... presentar la obra de la escultora Maite Defruc es para mí, ante todo, una enorme satisfacción. Maite es, sin duda, una de nuestros más sólidos valores tanto por su trayectoria artística, seria y coherente, como por la belleza y la fuerza interpretativa y rítmica de sus esculturas.
Pero sobre todo quiero resaltar de esta artista del movimiento del aire, la inquietud investigadora que la caracteriza - siempre en constante ebullición de ideas -, su empeño en huir de lo ya sabido y aprendido, su busca de nuevos lenguajes, que consigue no sólo en el acto creativo, sino en el meticuloso proceso artesanal de la realización al fundir ella misma sus propias obras. Invito, pues, a todos, a sumergirse en esas bellas ideas hechas formas por la sensibilidad de Maite, en la hermosa, emotiva y mágica verdad de su arte."
Esteban Egea Fernández
Consejero de Cultura, Educación y Turismo.



"... domina en la muestra de Maite Defruc la presencia de la mujer: Mujeres, a secas, con la inmensa vitalidad que se esconde bajo la quietud de un turgente seno, de un vientre grávido, del delicado ademán que sostiene un gato o Mujeres Gitanas, puro movimiento de la inmóvil movilidad del torbellino que traza en el aire los faralaes. Mujeres Gimnastas, disciplinado movimiento que rasga el espacio en la maravillosa cinética de las cintas. Torsos de mujer, en los que la estática traduce el movimiento en tensión; tensión de un busto, de una rotunda cadera, de un vientre, dibujando toda la dinámica de la fecundidad, de la energía vital.
Eso es Maite Defruc; energía, movimiento y, además, sensibilidad. Sensibilidad pura, jugando con los rudos elementos de la Madre Tierra, aire, agua, tierra, fuego, dejan, siempre, la impronta, estética de la creación, de su Creación."
Joaquín Cazorla Poza
Director del Museo Naval de Cartagena.


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